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Agricultura y Riego

Inspección de sulfatadoras

sulfatadoras

Las máquinas de sulfatar fitosanitarios requieren un alto nivel de precisión y eficiencia para que se puedan cargar los productos químicos con mayor rapidez, y con seguridad, e incluso para controlar funciones como la agitación activa de la mezcla a aplicar.

Puesta a punto de las sulfatadoras

La puesta a punto de la máquina sulfatadora va a garantizar una mejor eficacia y eficiencia de los tratamientos y además repercute en una mejora económica para el agricultor, porque a la larga, una buena aplicación optimiza una de las cargas económicas principales de la explotación, como es el coste de los tratamientos fitosanitarios.

La Directiva 2009/128/CE del Parlamento de la UE, con el fin de conseguir un uso sostenible de los plaguicidas en el territorio comunitario y reducir los riesgos que provoca la utilización de estos productos tanto para la salud del propio agricultor que los aplica, como para el medio ambiente, exige cumplir el trámite de pasar la inspección técnica de los equipos de aplicación de plaguicidas. El precio de dicha inspección oscila entre los 120 y los 150 euros dependiendo del tamaño de la máquina. Hasta el año 2020, las inspecciones de las sulfatadoras está previsto que se realicen cada cinco años, con excepción de aquellos equipos de más uso utilizados en empresas de tratamientos, cooperativas, comunidades de bienes de más de diez socios, etc. que deben inspeccionarse cada tres años. A partir del año 2020 las inspecciones técnicas se realizarán cada tres años en todos los casos.

Elementos que deben revisarse en las sulfatadoras

  • Elementos de transmisión de la potencia: las protecciones de la toma de fuerza de la bomba y del ventilador deben estar en perfecto estado.
  • Bomba: la calibración de la bomba debe ser al menos del 90% de su caudal nominal original.
  • Agitación: debe garantizar una mezcla homogénea del producto.
  • Tanque de líquido para la pulverización: no debe presentar fugas, tener un dispositivo de llenado y de vaciado e indicador de nivel de fácil lectura.
  • Sistemas de medida, de regulación y de control (ajustes de presión, manómetros).
  • Tubos y mangueras por donde transita el producto: debe comprobarse que no presentan ninguna fuga.
  • Filtrado: la malla de filtrado debe ser la adecuada con respecto a las boquillas que van instaladas en la barra del pulverizador.
  • Barra de pulverización: debe encontrarse en buen estado y ser estable durante su avance.
  • Boquillas: una vez se haya desconectado la aplicación, hay que evitar el goteo.
  • Distribución: debe ser uniforme. Se determina mediante la medida del caudal de las boquillas, la diferencia de caudal entre secciones y el equilibrio de presiones.

Además de disponer de un pulverizador debidamente regulado y conservado, el tratamiento fitosanitario debe realizarse en el momento oportuno, eligiendo bien el producto, la dosis a aplicar y las boquillas que proporcionen un tamaño y número de gotas apropiado para conseguir una perfecta uniformidad.

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